Una lata para diferentes brebajes, o la versatilidad de un formato.

Hablar de la historia de una lata es remitirse inmediatamente a los hechos históricos ocurridos en la Francia de la época de Napoleón, en el año 1795, cuando todo comenzó de la mano del surgimiento de un método innovador para preservar alimentos para su ejército, en medio del campo de batalla.

Así surgieron las primeras fabricadas en hierro, sin embargo, la lata de conserva no fue patentada hasta años después: corría 1810, y mientras en Chile se celebraba la primera Junta Nacional de Gobierno para declarar lealtad al rey Fernando VII, un comerciante inglés llamado Peter Durant estaba patentándola para resguardar su innovadora técnica.

Años más tarde, en 1935, los avances tecnológicos permitieron el nacimiento de la primera bebida comercial enlatada en aluminio ¿Cuál fue aquella bebida? Nada más ni nada menos que la Finest Beer, la primera cerveza comercial que salió al mercado en un lata cerrada a presión, diseñada por la cervecería Krueger de Nueva Jersey, Estados Unidos. Sin embargo, la lata como la conocemos hoy en día es muy diferente a la original. “La que hoy bebemos nació en 1963 tras el diseño del estadounidense Ermal Fraze, quien al no tener un abrelatas a mano, usó un parachoques de su auto para perforar el envase. Así fue cómo se le ocurrió agregar un anillo a la tapa ¡fascinante!”, agrega Cecilia López, periodista y maestra cervecera profesional Beer Sommelier Doemens, para narrar los hechos ligados la historia de este formato.

Y es que con el pasar de los años, los hábitos alimenticios en permanente cambio, fueron transformándose de acuerdo a las nuevas tendencias de consumo. Así y todo este formato de más de 80 años parece resistir: se sabe que 1 de cada 3 cervezas que se venden en el país se bebe en lata, según datos entregados por la consultora internacional Nielsen; situación muy  similar a la de otros países.

Usos y ventajas de la lata 

En tamaños y diseño este formato no se queda atrás. En el mercado los hay de diferentes tipos: slim de 150, 200 y 250 ml; sleek de 250, 330, 355 ml; classic de 330 y 500 ml. Además, son variados los brebajes se pueden envasar en una lata. “De hecho, se usa en bebidas fermentables como cerveza, sidra, vino, ginger beer, hidromiel. Pero también está tomando fuerza en destilaciones, como gin, vodka, entre otros cócteles. Hoy para comprar un líquido requieres de tiempo, la oferta existente en un góndola de tienda especializada o supermercado es tan amplia, que permanecemos varios minutos decidiendo”, agrega Cecilia.

Y es que tal vez sea más adecuado para un productor que está comenzando su emprendimiento de brebajes. De hecho, a ojos de la también actual gestora de la Cooperativa Productoras Cerveceras de Chile (Procechi), esta alternativa de envasado puede representar una ventaja. “Hace cinco años envasar en lata era considerado extraño, dudoso, además el público consumidor no veía de buena manera que la cerveza artesanal estuviese en un formato de ‘corte más industrial’. Hoy, los equipos para envasar y enlatar son más accesibles en precios y formatos, además al comienzo los valores de las latas eran mayores a las botellas, eso se ha equiparado…si alguien quiere competir en el mercado, está difícil insistir con la botella, a menos que el producto tenga una categoría gourmet, donde aún la botella allí aventaja por su estética. De hecho, cuando fue lanzanda al mercado por en 1935 por Gottfried Krueger, un inmigrante alemán en Estados Unidos, lo que buscaba era simplificar y disminuir las pérdidas del proceso de traslado de la cerveza por quiebre de botellas y filtración de las mismas; una necesidad muy similar a la que mucho/as productore/as comenzaron a tener hace ya un tiempo en la actualidad”, asegura López.

¿El futuro del formato?

La tendencia de los diferentes brebajes y cócteles envasados en aluminio, esta suerte de “ready to drink” en donde el consumidor vive la experiencia de tomar un líquido, sea cual sea, de forma rápida y refrescante, en un formato de aluminio, se mantiene vigente por su versatilidad, además.

Según la periodista, en los últimos tres años estamos presenciando el cambio de botella a lata en productos donde nunca habíamos pensando (vino, destilados, sidra, espumantes y otros), debido a que la industria de las bebidas fermentables y destilados vive un momento de mucha innovación tecnológica y apuesta de aromas, colores y sabores. “Además la tendencia hacia bebidas con menor graduación alcohólica, donde lo ‘sensorial’ es lo importante, ha provocado que las empresas miren hacia la lata y sus ventajas. Por ejemplo, que los espumantes y destilados tienden a usar una lata más pequeña en tamaño y más estilizada que una cerveza. También creo que se debe a que la apuesta estética y de diseño en la etiquetas cerveceras ha empujado también a los otros bebestibles a romper su conservadurismo en el diseño y arriesgarse más en las imágenes, dibujos y colores. Eso porque se quiere llegar a públicos jóvenes y adultos más lúdicos… podríamos decir que la cerveza está ‘despeinando’ al vino y a los destilados”, bromea la experta.

Otras características del formato

 -Fácil de llevar. Al ser más livianas y fáciles de abrir, permite que su transporte sea más sencillo que una botella. Se pueden ampliar con más seguridad y ocupan menos espacio en los vehículos y bodegas.

– Luz cero: Su formato de «mini barril», hermético, impide el acceso de la luz y sus nocivos rayos UV sobre el líquido.

– Sustentable: las latas no se rompen, o es muy difícil que lo hagan, por tanto se pueden reciclar de manera más sencilla, se aplastan para aliviar la carga de contenedores, se pueden reciclar para otros usos. A su vez el aluminio es recuperable y se puede transformar en una nueva lata.

– Visualidad: La lata puede ser serigrafiada o etiqueta con mucho color, diseños lúdicos, lo que hace atractivo su formato para el marketing y la comunicación. En un punto de venta, la marca puede destacar con un buen diseño.

Datos curiosos y sustentables

La lata tiene la «mala fama» de transferir el sabor metálico al producto, sin embargo, la tecnología actual con la cual son fabricadas, permite incorporar una membrana de protección que no traspasa aromas ni sabores al líquido.

Cada kilo de aluminio de latas recicladas evita la extracción de 5 kilos de bauxita, roca extraída por la industria que se caracteriza por poseer un alto contenido de de aluminio, según datos del movimiento #quierolata

La producción de una lata de aluminio reciclada gasta sólo el 5% de energía en comparación con producir una con aluminio virgen. El proceso de reciclaje del aluminio requiere de una temperatura 50% menor al que requiere el procesamiento del aluminio virgen.

Smart Brew Chile 2023

Redactado por: Katherine Ríos

 

 

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